Salvador Sobral tiene nuevo disco. Se llama "bpm" y es el primer disco compuesto íntegramente por el músico portugués, junto a su inseparable compañero musical Leo Aldrey, quien además ha sido el responsable de la producción del álbum.
El álbum ha sido grabado a comienzos de enero 2021 en Le Manoir de León, unos idílicos estudios ubicados al suroeste de Francia.
Salvador Sobral asegura que "no podría haber hecho este trabajo sin Leo Aldrey, al que conocí en 2010 en el Taller de Musics de Barcelona. Leo siempre entiende a la perfección lo que quiero decir con mi música y cómo quiero decirlo, aprovechando al máximo mis habilidades y haciéndome descubrir algunas nuevas. Al pensar en un productor para este disco, no había ninguna duda de que sería él, sobre todo porque conoce las canciones desde su estado más embrionario".
El músico portugués añade que "desde el comienzo de mi todavía corta carrera, me siento más cómodo cantando las canciones de los demás. Es cierto que me he aventurado en discos anteriores a escribir una o dos canciones, pero no puedo decir que haya explotado mi vena como compositor, era sólo un capilar. La propuesta de este nuevo disco es exponer toda mi arteria aorta".
Las canciones de este nuevo trabajo surgen a partir de un concepto inicial desarrollado durante un retiro en el sur de Portugal, en el que Leo y Salvador elaboraron el esqueleto compositivo del álbum, que contiene 9 temas en portugués, 2 en inglés y 2 en castellano, demostrando de nuevo la versatilidad de Salvador y la vocación global de su trabajo.
Junto a la base rítmica que le acompaña desde su primer disco, André Rosinha (contrabajo) y Bruno Pedroso (batería), Salvador ha sumado a este proyecto varios elementos nuevos a su formación: André Santos, que toca guitarras y Abe Rábade al piano, junto a Leo Aldrey que también participa con teclados y efectos. Todos ellos han aportado ideas y propuestas musicales que han sido fundamentales en el proceso creativo del disco. En relación con este asunto, según explica Salvador, "llamé a Abe Rabade, un amigo con el que había tocado un par de veces, un pianista súper creativo y melódico. Desde esa primera llamada supe que había tomado la decisión correcta. Dos días después, estaba en mi casa aprendiendo las canciones a una velocidad olímpica. Su implicación total en el proyecto, desde el principio hasta el último día de grabación, fue simplemente admirable. Le estaré eternamente agradecido.
André Rosinha y Bruno Pedroso han estado tocando conmigo desde 2015. Tengo una profunda admiración por la forma en que ven y sienten la música y soy un firme fan de sus elecciones y de lo que aportan a mi música.
Un elemento reciente pero crucial para la familia es André Santos. Decidí invitar al guitarrista que más admiro para que se uniera a esta aventura. Santos es como una brisa multicolor que ondea sobre los acordes extendiendo un aroma sónico único que nos deja positivamente perturbados y con ganas de más. Doy gracias a él, y a su sensibilidad, por estar en mi proyecto.
A esta aventura se unen dos interpretes por las que Salvador siente gran admiración; Margarida Campelo, con la que canta a dúo la canción “fui ver meu amor”, y Sílvia Pérez Cruz quien aporta unas preciosas armonías vocales en “That old waltz”.